2001: Una Odissea en el espacio y la evolución del ser humano
- plandeviernesnoche
- 22 jul 2016
- 3 Min. de lectura
2001: Odisea en el espacio es para nosotros una joya cinematográfica sin precedentes tanto por su calidad técnica como por el gran abanico de temas que aborda, des de la evolución humana hasta la inteligencia artificial pasando por el surrealismo al compás de grandes compositores de la música clásica, como Strauss hijo, Ligeti o la inconfundible introducción de Así Habla Zaratrustra – de título igual a la novela de Nietszche – de Richard Strauss. Con todos estos elementos se convirtió, de facto en uno de los referentes del cine de ciencia ficción.
Al inicio del film, un grupo de primates que vive en comunidad intenta sobrevivir en un ambiente aparentemente hostil debido a la escasez de recursos. Todo cambia cuando una mañana el grupo de primates despierta delante de un monolito negro, contemporáneo en época y tecnología. El desconcierto que genera en un principio sobre los primates termina por desembocar en una actitud de veneración, elevando hasta lo divino el místico objeto.
Es precisamente aquí donde nace el cambio que marcará un antes y un después en la historia de su comunidad y en la evolución del ser humano: el surgimiento de la fe. El monolito se puede enmarcar bajo la figura de Dios o una inteligencia superior que guía la conducta humana; es en ese momento cuando uno de los primates observa un hueso de una forma que nunca antes lo había hecho, el hueso pede tener una utilidad. Así surge el concepto de la herramienta, siendo esto uno de los hechos más trascendentales en la evolución del ser humano.

En realidad, con la figura del monolito, Kubrick induce a la reflexión sobre si realmente hemos sido guiados en el proceso evolutivo.
Comúnmente se dice que la evolución es un proceso que implica inteligencia y necesidad, es decir, dadas unas circunstancias, el individuo debe pensar cómo cubrir sus necesidades, creando nuevos procesos mentales y sociales de forma voluntaria. Pero la construcción de nuevo conocimiento se debe al azar o al determinismo, y es más, si adolece al determinismo ¿formamos parte de un fin? Es decir, la evolución es, en si misma, ¿finalista?
A excepción de Descartes, casi todos los pensadores cristianos pensaban que Dios era capaz de violar o cesar las leyes naturales. Incluso Newton, padre de la física mecánica clásica, creyó que Dios podía “dar cuerda” y reiniciar, periódicamente, las órbitas de los planteas y evitar el colapso del Sistema Solar. Por lo tanto, la figura de Dios representa una pieza fundamental en el determinismo que ahora catalogamos como religioso. Esta matización nos parece importante para diferenciarlo del determinismo científico, que es el que queremos plantear en este post.
En filosofía, el principio de causalidad, en el que se funda el determinismo, postula que todo fenómeno procede de una causa anterior. Por ejemplo, si nosotros tocamos una tecla de un piano (causa), este producirá un sonido (fenómeno). En ciencia, y especialmente en la física, reaparece este principio de causalidad, se adopta, y aunque todavía no se ha demostrado un principio o ley física concreta para él, muchas parecen incluir los dos elementos. Por ejemplo, en la ley de gravitación universal el hecho de tener masa (causa) implica atraer otros cuerpos también con masa (fenómeno).
Entonces, y aquí introducimos una reflexión personal, si nuestro cuerpo, y por lo tanto cerebro, se compone de muchos átomos que responden a unas leyes físicas y a una interacción entre fuerzas fundamentales (cómo la gravitacional, pero entre las diferentes partes de un átomo) ¿cómo podemos afirmar que pensamos libremente y tenemos un papel en la formulación de conocimiento?
Si asumimos este principio como correcto, difícilmente podremos explicar si es un proceso individual o determinado de forma científica, y por lo tanto, predecible. Así, la evolución podría no ser un proceso producido por el azar, es más, varios científicos y pensadores postulan que el azar, es azar por desconocimiento. Mismamente, en un pasado no podíamos explicar ciertas leyes físicas y matemáticas y decíamos que eran producto del azar. Ahora éstas están explicadas matemáticamente por lo que no podemos afirmar que el azar exista, simplemente, llamamos azar a los efectos que se producen sin una causa definida, que nos son desconocidos. Dios entonces podría ser una interpretación del azar, un resultado de la búsqueda de causas para explicar efectos, un resultado del desconocimiento humano.
Finalmente, si nos remontamos al origen del universo, nuestra teoría podría tener una explicación: con la explosión del big bang (causa), un conjunto de partículas fundamentales se expandió por el universo, creando los átomos, pequeños núcleos de materia, los planetas, las estrellas, las galaxias, y todo a lo que ahora le llamamos cosmos (fenómeno) explicado bajo unas leyes físicas. Ahora bien, y como reflexión final, si el big bang lo entendemos cómo un fenómeno en lugar de cómo una causa, ¿cuál es su causa?
Comments